Origen del lenguaje humano

publicado: en Entre hominidos el jueves, 21 de enero de 2010



En algún momento de la evolución humana surgió el lenguaje, la comunicación oral entre homínidos más o menos compleja. Quizá lo hizo de forma tardía y repentina, o bien, más que una explosión se trató de un proceso lento y gradual que la selección natural pulió con su azarosa inercia. Sin propósito, salvo el que da la competencia y el éxito reproductivo y de supervivencia, el mecanismo a veces llamado “motor de la evolución” extendió su perpetuo tamiz, favoreciendo un nuevo carácter emergente en algunos individuos —o quizá antiguo entre los primates— que proporcionó un medio más exitoso de supervivencia y reproducción en las circunstancias que debieron darse. El lenguaje se hizo entonces una muy poderosa herramienta para sus portadores.

La pregunta emerge, por tanto, como un desafío, pero las respuestas están aun enfrentadas, no existe una única teoría aceptada por la ciencia sobre el inicio del lenguaje en el linaje humano. El lenguaje, entendido como la transmisión oral de información acerca de uno mismo y su entorno, tiene un origen aún difuso.
El célebre profesor Emiliano Aguirre, Catedrático de Paleontología, describe a los homo ergásters (de hace 1,2 millones de años) como los homínidos que en África exploraron las capacidades de relacionar conceptos y de previsión mental, sosteniendo que estos homínidos enriquecieron la inteligencia y el lenguaje tras la gran crisis climática de hace cerca de 2 millones de años (Aguirre 2008 Homo Hispánico). Sin embargo otros autores no están en consonancia con esta opinión, y se pronuncian en favor de una evolución tardía, que “surge” de la complejidad social. Existe una gran controversia en este tema y las hipótesis al respecto abundan.



Hasta no hace mucho tiempo se privaba a los neandertales de la capacidad de hablar, y, aun hoy, algunos autores limitan esta especie a un lenguaje simple y exento de complejidad, delimitándolos a un rudimentario protolenguaje muy distinto al de los homo sapiens modernos.
Recientemente, un estudio sobre la manipulación y uso —por neandertales—de conchas marinas perforadas, procedentes de dos yacimientos de Murcia (Cueva de Antón y Cueva de los Aviones) ha sido publicado por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences. De este estudio se concluye que los neandertales tenían una capacidad de inteligencia muy parecida a la de los sapiens modernos africanos, “ambos habían llegado a niveles de desarrollo cultural idéntico” afirma el antropólogo Joao Zilhao, (Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, Reino Unido).

Parece ser que el pensamiento simbólico de los neandertales estaba ya desarrollado al mismo nivel que el de los sapiens diez mil años antes de que éstos llegasen a Europa. Esto no justifica por sí sólo que los neandertales tuviesen una capacidad notable para el habla, sin embargo nos permite plantearnos esa posibilidad.

Eudald Carbonell (IPHES) afirma acerca de este tema:

"Si el 'Homo heilderbergesis', hace 400.000 años, ya tenía un comportamiento simbólico, no me sorprende nada que lo tengan los neandertales, que ya hacían grabados y son una forma de escritura incipiente. Ya el enterramiento en la Sima de los Huesos de Atapuerca fue consciente, y ello ya es simbólico.”

El lenguaje no fosiliza; el aparato fonador está compuesto por partes blandas que no se conservan, no obstante, como apuntan Cela Conde y J. Ayala, tampoco lo hacen las estrategias de caza y carroñeo que, sin embargo, se infieren mediante estudios a partir de indicios como las herramientas de piedra; como también afirma Juan Luis Arsuaga: “la mente no fosiliza”, y, por tanto, los estudios deben enfocarse en pruebas indirectas.

Hace alrededor de 350.000 años el antepasado de los neandertales, la especie homo heidelbergensis, ya oía de forma similar a nosotros. El estudio de los huesos del oído de cinco individuos así lo atestiguó hace unos años. Ignacio Mantínez, miembro desde 1984 del equipo de Investigaciones de los Yacimientos Pleistocenos de la sierra de atapuerca, y principal autor de este estudio junto con Juan Luis Arsuaga, postulaba ya entonces que la evidencia de este descubrimiento era más que un indicio de que estos homínidos podrían haber sido capaces de hablar, aunque subrayaba el matiz de que los preneandertales no podrían pronunciar algunas vocales. Más tarde el estudio de huesos hioides (de la garganta) de preneandertales de hace 500.000 años también descubiertos en Atapuerca, dio solidez a la hipótesis del habla en preneandertales, y, por tanto, también en los neandertales. Pero la clave para sustentar esta afirmación se publicó en 2007 en la revista Current Biology.

Restos fósiles de neandertal (procedentes del yacimiento El Sidrón) sirvieron para obtener ADN de esta especie y evidenciar la presencia de los cambios dados en el gen FOXP2, que en los humanos se relaciona con el habla. El gen FOXP2 fue identificado en el genoma humano ya en 2001, se trata de un gen interruptor que influye sobre la actividad de otros genes. Esta proteína existe en otros animales pero se diferencia en la cadena de aminoácidos. La presencia de esta proteína parece, en principio, apoyar la capacidad del habla en los neandertales, hoy sabemos que en los humanos el FOXP2 está implicado en la actividad de 116 genes más que la versión chimpancé de este gen en esos primates. Sin embargo los investigadores todavía se encuentran con el reto de descifrar en qué gen, o genes, de esta diferencia se halla la responsabilidad del lenguaje.

Dereck Bickerton (1990) sugiere que homo hábilis—homínido de hace alrededor de 2,5 millones de años y, presuntamente, autor de las primeras herramientas de piedra en esa fecha—utilizó un protolenguaje, que compara con el lenguaje de dos palabras de los niños pequeños. Me he tomado la libertad de reproducir un fragmento de una entrevista realizada en 2009 a este investigador, profesor de la Universidad de Hawai, en Honolulu y reconocido experto en lingüística. La fuente procede de:

(http://www.desdeelexilio.com/2009/05/11/desarrollo-del-lenguaje-entrevista-a-derek-bickerton/)


«El lenguaje sólo puede haber surgido de alguna clase de presión selectiva a la que los ancestros de la humanidad estuvieran sometidos, una presión selectiva peculiar entre las especies que compartían los requisitos del lenguaje (tamaño cerebral adecuado, un canal o canales apropiados, intensa interacción social…); si no, debería haber empezado a desarrollarse el lenguaje también en al menos alguna otra de esas especies. Hasta ahora la única presión adecuada parece ser el carroñeo confrontativo de cadáveres de megafauna. Esto requeriría el reclutamiento de un amplio número de congéneres, y el reclutamiento precisaba de señales con la propiedad de desplazamiento (referencia a objetos fuera del alcance sensorial del receptor), transformando así el anterior sistema de comunicación.

El lenguaje evolucionó inevitablemente una vez que el proceso arriba descrito hubo producido las primeras unidades simbólicas. El cerebro, un mecanismo auto- organizador, desarrolló entonces modos de combinar estas unidades, mediante procesos de ordenación y almacenamiento y la formación de enlaces entre las áreas cerebrales involucradas, para disponer de construcciones cada vez más complejas. Esto hizo innecesarias ulteriores presiones selectivas, aunque en conjunto la destreza en el lenguaje puede haber conducido a algún grado de selección de grupo.»
Bickerton(2009)



Es sabido que el cerebro de los primates es —en proporción a su masa corporal— mayor que el del resto de animales, y una curiosa teoría se plantea como la más aceptada explicación a ello: la «inteligencia maquiavélica» Dick Byrne y Andrew Whiten (1988).
En resumen esta teoría destaca la complejidad social entre los primates, que supera al resto de animales si se observa en profundidad. La complejidad social de los primates es, incluso, mayor que la del mundo que les rodea (Aníbal P. Ferreras 2006) y ello ha contribuido a aumentar su volumen cerebral, pero un factor determinante, según la teoría de Byrne y Whiten, es el engaño táctico. El engaño táctico procede con la premisa de imaginar cómo reaccionará el otro ante una información falsa, y su expresión parece ser única en monos y simios. Quizá esta maniobra de supervivencia, y de calidad de vida, sea un factor genético, una especie de material innato del que también hicieron uso nuestros más remotos antepasados. No hace falta más que mirar a nuestro alrededor para comprobar que el engaño táctico en las relaciones sociales es, obviamente, también humano. De una u otra forma numerosos experimentos han avalado el hecho de que los primates engañan a sus semejantes deliberadamente, y que algunas especies como el mono verde surafricano (vervets), o el Mono de Campbell (Cercopithecus Campbelli) de Costa de Marfil tienen «palabras» concretas, para elementos concretos: águila, serpiente, leopardo… este tipo de protolenguaje surge con un aumento de la capacidad cognitiva, tal vez en relación con esa complejidad social y, casi con total seguridad, con el engaño táctico adaptativo.

Un estudio reciente, acerca del Mono de Campbell, revela que sus llamadas de alerta al grupo ,constan de una raíz (distinta para peligros distintos), y un sufijo que añaden (de modo opcional) para referirse a un peligro distinto y más genérico. La complejidad en las llamadas y alertas se había observado también en otros animales no primates, pero ni tan siquiera en los pájaros se ha advertido el uso de un sufijo que, como en el lenguaje humano, altera la forma y el significado de la palabra: banal (banalidad), cotejo (cotejar). Hace alrededor de treinta millones de años en la evolución de los primates, éstos monos se escindieron de la rama que daría lugar a los albores de nuestra especie; «tan sólo» hace entre cinco y siete millones de años que los chimpancés se separaron del tronco común con nosotros. ¿Qué está haciendo la evolución con los monos Campbell? ¿Acaso reinventa? ¿Quizá converge con los inicios del protolenguaje, o es que la capacidad potencial para el lenguaje es muy antigua entre primates?

Tal vez, así sea, y como afirma Zuberbüler, de la Universidad de Saint Andrews en Escocia, existan:

"…rasgos ancestrales flotando en el linaje de los primates".


Andrés Ruiz Segarra

Comentarios

  1. Gracias por difundir.
    Andrés Ruiz Segarra
    http://entrehominidos.blogspot.com.es/

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