martes, 12 de mayo de 2015

Los Cangaçeiros: Bandidos de honor en el sertão


En esta edición número 21 del Río de Heráclito -de vuelta de vacaciones -ofrecemos una investigación a próposito de los Bandidos Rurales- acerca de Lampiao, el Rey del Cangaço. El Bandido Rural más famoso del Brasil.

LOS CANGAÇEIROS – BANDIDOS DE HONOR EN EL SERTÂO


En segundo término; dos invitaciones. La primera de ellas, a la muestra de la SAS y la Asociación de Artistas Solidarios del Paraguay. La segunda invitación: al Aula-Taller de Derechos Humanos por medio de la Literatura Paraguaya, organizada en conjunto por COPLANEA y el CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA JUAN DE SALAZAR, aula taller que estará moderada por dos columnistas de este Blog de Investigación.

Por último una producción del Ombligo del Mundo y Uriel Marshal Producciones; Nicole Arzberguer con un video-clip medley de temas de Lady Gaga y el antiguo “Sweet Dreams” de Annie Lennox

Los escritores jóvenes pueden seguir enviando sus obras a generaciondelos90@gmail.com… a ver si la gente del Movimiento Literario Generación de los 90 vuelve de sus vacaciones.

LOS CANGAÇEIROS


BANDIDOS DE HONOR EN EL SERTAO

fuente: http://www.fotomundo.com/nota.php?id=891

País inmenso, de contradicciones, pesares e injusticias. Los libros de historia refieren que recién en 1880 en Brasil se abolió la esclavitud. De todas su geografía, el Nordeste, en las zonas conocidas como sertão, es acaso el que más padece, con su vegetación achaparrada, llena de espinas y piedras en las partes más altas, así como un calor abrazador en la planicie. Es una tierra de pobreza.

Ahí fue donde surgió el cangaço, pequeños grupos de hombres armados que toman su denominación por la caatinga, significado de “mata branca”, esto es, de los matorrales espinosos que cubren amplias zonas de Alagoas, Bahía, Ceará, Paraíba, Pernambuco, Río Grande do Norte y Sergipe. Esos grupos, a su vez se subdividían o establecían alianzas entre sí para cometer fechorías.

Los Cangaçeiros: Bandidos de honor en el sertão

Existe coincidencia en que “robaban y asesinaban por venganza o por encargo en una época en la que eran frecuentes las disputas entre familias tradicionales debido a la posesión de las tierras y a las luchas por el control político de la región”. Su origen se remonta al siglo XVIII.

En ese medio nació en 1895, en Passagem das Pedras, Pernambuco, Virgolino Ferreira da Silva, hijo de José y de María Lopes, siendo el tercero de una familia que llegó a tener nueve hijos. Tras aprender los rudimentos de la escritura y la lectura, pasó a ganarse la vida junto a su familia transportando mercaderías a lomo de burro.

Había comenzado sus correrías en 1917 en venganza por el asesinato de su padre ordenado por la familia Nogueira y por un tal Zé Saturnino, sumándose a la banda de Sinhô Pereira.

En un reportaje, Lampião dice: “no confiando en la acción de la justicia pública, porque los asesinos contaban con la escandalosa protección de los grandes, resolví hacer justicia por mi propia mano, esto es, vengar la muerte de mi progenitor. No perdí tiempo y resueltamente me preparé para enfrentar la lucha”.

En 1922, cuando tenía 27 años de edad, formó su propio grupo que pasó a la historia como el último y el más famoso de todos los cangaçeiros. En aquel año atacó la hacienda de Baronesa de Agua Branca, continuó sus combates en Serra Grande, Sergipe, Queimadas, etc. Fue en 1929 que conoció a María Bonita, de 19 años de edad, que se había separado de su esposo. Un año después María decide compartir una vida de aventuras con Lampião.

Los cangaçeiros eran grupos armados al margen de la Ley, con sus tradiciones, rituales, fervorosamente católicos como una manera de buscar protección divina, que se ponían al servicio de caudillos políticos, otras veces luchaban contra ellos. El grupo de Lampião, que se había puesto del lado del gobierno al recibir la promesa de una anmistía, formó parte del Batalhão Patriótico de Juazeiro, que combatió a la Columna Prestes, provocándole varias muertes (*).

“No puedo decir con certeza el número de combates en que estuve —comentó—. Calculo que debo haber participado en más de doscientos. Tampoco puedo informar con seguridad el número de víctimas que se tumbaron bajo la puntería adiestrada y certera de mi rifle. Pero igualmente me acuerdo perfectamente que, además de los civiles, ya maté a tres oficiales de policía, siendo uno en Pernambuco y dos en Paraíba. Sargentos, cabos y soldados es imposible guardar en la memoria el número de los que fueran enviados para el otro mundo”.

El grupo de Lampião oscilaba entre los 15 y los 50 hombres, “todos bien armados”, tenía un sistema de inteligencia que le permitía tener conocimiento de las fuerzas policiales que le perseguían. Era feroz peleando y fue herido en cuatro oportunidades, algunas de ellas de gravedad.

Algunos han querido ver en los cangaçeiros una suerte de rebeldía rústica, casi primitiva, de lucha contra las injusticias y el poder, pero en realidad no fueron otra cosa que grupos armados con ciertos principios de honor (por ejemplo, el respeto a las mujeres, el no atacar lugares religiosos, etc.), que les otorgaron aquel áura de modernos Robin Hood. Se ha escrito que “el reparto con los pobres de bienes y dinero saqueados por los cangaceiros nunca ultrapasó los límites de la concepción tradicional de limosna”, pero sus “lealtades más grandes eran antes debidas a los coroneles, sus aliados y protectores”, tal como lo explica el sociólogo Lisias Nogueira Negrão de la Universidad de São Paulo.

Aquellos parajes de Raso da Catarina donde buscaba refugio Lampião es hoy una Reserva Ecológica y sitio de atracción turística gracias a le épica de los cangaçeiros.

LAMPIAO – REY DEL CANGAÇO


FUENTE: http://brasilsinescala.blogspot.com/2008/08/lampio-compositor-cantor-cangaceiro.html

Lampião – Virgulino Ferreira da Silva. Compositor, cantor, cangaceiro. Nació en Vila Bela, atual Serra Talhada, PE, 07-07-1897 y murió en Angicos, SE, 28-07-1938.

Según Luís da Câmara Cascudo, Lampião, además de compositor, era bailarín, creador y divulgador del xaxado (ritmo nordestino), además de cantador de emboladas y sambas (de acuerdo con investigaciones realizadas por Frederico Bezerra Maciel).

Antes de Lampião, no había música en el cangaço . No había en realidad ni cangaço en el sentido social, solamente grupos de cangaceiros (bandidos rurales del sertão).

Lampião creó un estilo, una modalidad de música popular sertanejo-nordestina, un lenguaje que llegaba a todos naturalmente. Era un lírico que se deslumbraba con la contemplación de los escenarios de la naturaleza, de una flor, del aroma a tierra mojada, el gotear de una bica; las cosas mas simples y puras de la naturaleza, del canto doliente del boyero. Componía, era poeta. Creador del xaxado, traduciendo el ruido, rasposo o xaxante, peculiar de la pisada de las ‘alpargatas’ en el piso seco, pedregoso y de tierra quemante de los caminos del sertão.

Su máxima creación fue el baião ‘Mulher rendeira’ (Mujer que hace encajes), que se tornó en el himno de guerra del sertão (segun Cascudo, el 13 de junio de 1927 atacó la ciudad de Mossoró, RN, con más de 50 cangaceiros, en pleno día, cantando ‘Mulher rendeira’). Tenía 24 años al componerla, inspirada en el aniversario del natalicio de su abuela materna, doña Maria Jacosa Vieira Lopes, ‘Tia Jacosa’, el 15 de septiembre de 1921, para homenajearla, ya que ella se dedicaba a hacer encajes. Le llevó casi 5 meses la composición y la presentó en la hacienda Poço do Negro, municipio de Floresta, Pernambuco, el 22 de febrero de 1922. La naturaleza musical de la pieza, el ritmo, es de tonada-baião. Fue interpretada por grandes artistas, coros y conjuntos, dominó todas las clases sociales; incluida en el film ‘O cangaceiro’, e interpretada por Alfredo Ricardo do Nascimento, Zé do Norte. Tuvo renombrados intérpretes entre los que se destacan, Michel Legrand y Pierre Dorsey. Lampiao no sabía teoría musical; no sabia escribir música.

Dijo Ventania, uno de los cangaceiros del grupo de Lampião: ‘Él inventaba la música con la letra y luego nos enseñaba a cantarla.’

Dijo el mayor Optato Queirós: ‘Siempre Virgulino Ferreira se reveló como un genio en todo lo que pretendió realizar. Fue óptimo jinete, corralero, agricultor, comerciante, acordeonista, domador de caballos, afamado vaquero, domador de burros bravos, poeta, músico, artista, con buen tino político y, por último, buen partero y enfermero”.

Lampião tocó rarísimas veces instrumentos de viento, como el ‘pife’ (pequeña flauta) y armónica. Hizo algunos intentos con la rabeca (especie de violín nordestino). Sus instrumentos favoritos eran el acordeón de ocho bajos y la guitarra. De vez en cuando tocaba violão, pandeiro, ganzá, maraca, triângulo y el reco-reco.

Era gran fiestero y usaba el recurso psicológico de la alegría y del arte, de la música y de la danza para dominar a su grupo de cangaceiros. Nunca compuso ninguna canción para comercializarla. Enseñó el xaxado en los bailes. Bailaba vals, polca, baião, samba-do-sertão, quadrilha (en lãs fiestas juninas), pero lo que a él más le gustaba era el coco-do-sertão, oportunidad en que se soltaba a improvisar repentes (especie de payadas). Además de ‘Mulher rendeira’ (‘Mulé rendera’en el lenguaje local), compuso también las siguientes canciones: ‘Teus lábios’, 1915 (hoy perdida), ‘Vaqueiro eu sou’, 1916 (perdida), ‘Escuta donzela’, baião, agosto de 1922, ‘Ia pra missa’, xote, 1923, ‘Sabino e Lampião’, xaxado, 1924, ‘Sangue e justiça’, 1925 (perdida), ‘É lamp, é Lampião’ (llamado de ‘O toque de Lampião’, considerado el segundo himno de guerra del grupo), 1926, ‘Eu não pensei tão criança’, baião, 1927, ‘Acorda Maria Bonita’, toada, 1930, ‘Se eu soubesse’, toada, ‘A laranjeira’, baião, 1930.
Una letra:
Despierta María Bonita,
levántate y ve a hacer el café,
que el día viene clareando
y la policía ya está en pié.
Hasta el día de hoy se discute si los “cangaceiros” eran simples bandidos rurales o rebeldes que luchaban contra los terratenientes.

https://elriodeheraclito.wordpress.com/2010/01/30/los-cangaceiros-bandidos-de-honor-en-el-sertao/

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Lampião, el rey de los cangaceiros 25 junio 2013


Fue líder de uno de los movimientos bandoleros más populares de todos los tiempos en Brasil. Algunos vieron en él a un Robin Hood, que robaba a los ricos para dar a los pobres, pero los cangaceiros también dejaron un rastro de sangre y muerte. Rescatamos su leyenda y entrevistamos al último superviviente

La región nordeste de Brasil ha sido siempre un espacio difícil para el ser humano, bien sea por las cíclicas sequías que azotan el territorio o por su sistema de explotación de la mano de obra casi feudal. Primero fueron los colonos portugueses y luego los “coroneles” –tal como aún son llamados muchos terratenientes– los que siguen controlando las grandes propiedades agrícolas.

A partir de 1870 surgió, a modo de respuesta a esta opresión, uno de los movimientos más violentos y contundentes del nordeste: el cangaço. Sin tener móviles religiosos –como los movimientos mesiánicos de Canudos y Contestado– el cangaço perduró hasta 1940 cuando asesinaron al último bandolero, Cristino Gomes da Silva Cleto, alias “Corisco” también conocido como “Diablo Rubio”.

Los principales protagonistas del cangaço eran loscangaceiros, que ejercitaban un tipo de bandolerismo de acciones aisladas o de grupos de salteadores. Mataban, asaltaban haciendas, realizaban pillajes en poblaciones, secuestraban a los “coroneles” y saqueaban convois o almacenes.

Hombres duros y acostumbrados a vivir en la soledad del “agreste” o “sertão” (los espacios semiáridos del nordeste brasileño), los cangaceiros conocían estos territorios como la palma de su mano. Se movían con facilidad buscando los escondrijos más adecuados para ocultarse de la policía. Por eso eran nómadas, pues siempre vivían escapando a las fuerzas de la ley.

El más famoso de todos los cangaceiros fue, sin duda, Virgulino Ferreira da Silva, el temible “Lampião”, cuya imagen se inmortalizó por sus fotos y, más tarde, por el cine. Para unos era Dios salvador en la tierra y para otros el mismísimo diablo por su violenta y sanguinaria conducta contra aquellos que fueran en su contra. Fue apodado “O rei do cangaço” y “Senhor do Sertão”. Su vida criminal se desenvolvió entre la década comprendida entre los años 20 y 30 del pasado siglo por el Nordeste brasileño.




http://www.laaventuradelahistoria.es/2013/06/25/lampiao-el-rey-de-los-cangaceiros.html



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sábado, 27 de marzo de 2010

Historia N° 5 "Lampião y los cangaceiros"


Introducción

Virgulino Ferreira da Silva, o Lampião, nació el 4 de Junio de 1898, en Passagem das Pedras - en “Sierra Colorada” - hoy en día llamada ”Serra Talhada”, en el estado de Pernambuco. Fue el tercer hijo de José Ferreira y María Sulena da Purificação.

Para algunos un héroe, para otro tan sólo un criminal convertido en mito por los desposeídos que, debido a la falta de resistencia de aquellos que estaban marginados y de los actos criminales que cometían quienes tenían dinero y medios, depositaron en Lampião la esperanzas de igualdad.

Vamos adentrarnos un poco más en el origen del movimiento, las causas y consecuencias, para que cada uno pueda a partir de este resumido texto, comenzar a conocer sobre este personaje de la historia brasilera y formar su propia opinión que lo ponga en una u otra vereda.

Cangaço

Fue un fenómeno que tuvo lugar en el noreste brailero a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Un movimiento de lo que algunos denominan “Bandalismo Social” que duró desde 1870 y hasta 1940, cuando fue finalmente Getúlio Vargas, en nombre del régimen denominado “Estado Novo”, ordenó sofocar cualquier foco de desorden que se diera en el territorio brasilero.

El movimiento de Cangaço se caracterizaba por los asaltos a las haciendas, secuestros de coroneles y saqueos de arsenales. Era un movimiento que actuaba, como luego hicieron las guerrillas, sin morada fija, moviéndose constantemente por el “sertão” en el noreste brasilero

Origen del Cangaço

Desde el siglo XVIII, el centro dinámico de la economía brasilera fue llevado hacía la zona sur de Brasil. Esto agravó cada vez más las desigualdades sociales del Noreste. Como consecuencias de la impresición de los límites geográficos entre las haciendas y las rivalidades políticas entre los dueños de las haciendas, surgieron las relaciones entre los Vaqueros y los dueños de las haciendas, basadas en la fidelidad de los primeros que defendían con armas los intereses de sus patrones a cambio de trabajo, comida y casa. Esto originó luchas entre familias poderosas que se convirtieron en guerras entre ejércitos particulares.

Con la proclamación de la república en 1889, se implató en Brasil el régimen federalista, que concedió una amplia autonomía a las provincias, fortaleciendo las oligarquías regionales. El poder de esas oligarquías de coroneles se fortaleció aún más con la política de los gobernadores iniciada por Campos Sales (1899-1902). El poder del coronel era medido por el número de aliados que tenía y por el tamaño de su ejército particular de “jagunços”*
Este fenómeno se desarrolló en todo Brasil, pero en los estados más pobres, Ceará, Paraíba y Río Grande do Norte, los coroneles no eran lo suficiente ricos y poderosos como para impedir la formación de bandos armados independientes. En ese contexto nació y prosperó el bando de Lampião, alrededor de 1920, coincidiendo con la crisis de la República Velha.

El verdadero motivo de Lampião

Lo que llevo a Lampião al cangaço fue una lucha entre vecinos. Cerca de la hacienda del padre de Lampião, estaba la de Saturnino. Entre estas no había una cerca limitadora. Cuando Satrunino murió, su hijo asumió el comando de la hacienda y ahí comenzaron las peleas que terminaron con la muerte de su padre por parte de jefes políticos.

Muchos aseguran que el motivo de su ingreso en al Cangaço fue el deseo de venganza por la muerte de su padre. Otros dicen que Lampião ya formaba parte de las tropas de cangaceiros cuando su padre fue asesinado.

Lo cierto es que Virgulino se unió en 1924 al bando de cangaceiros liderado para ese entonces por Chico Pereira, para convertirse rápidamente en su líder.

Como actuaban

Según aparece en algunos textos, el bando del más temido de los cangaceiros, entraba cantando en las ciudades y pueblo. Con sombreros en forma de media luna, adornados con monedas de oro y plata y ropas de cuero, los bandidos llegaban a pie pidiendo dinero, comida y apoyo. Si la población se negaba a dárselos, secuestraban a sus los niños, violaban a sus mujeres y herían a los hombres con puñales. Pero si el pueblo le daba el apoyo solicitado, Virgulino Fereira da Silva, “Lampião”, organizaba un baile y distribuía limosnas.

A la mañana siguiente, antes que los “soldados de la volante” ** llegaran, el bando partía en fila india, todos pisando en la misma huella. El último iba de espaldas, borrando el rastro con follaje.

Fue así que por casi tres décadas, vagando por siete estados, Virgulino sembraba terror y muerte en el “sertão”. El fracaso de las operaciones preparadas para capturarlo y as recompensas ofrecidas quien lo matase, sólo aumentaba su fama. Admirado por su valentía, el facineroso, acabo convirtiéndolo en héroe.

En 1931, el diario New York Time llegó a presentarlo como el Robin Hood de la “CAATINGA”, que robaba a los ricos para darles a los pobres. El mismo Lampião, era tan vanidoso, al punto de sólo usar perfume francés y de distribuir tarjetas de visitas con su foto. Le gustaba también entrar en los pueblos tirando monedas. Era un gran estratega y a pesar de ser perseguido, el gobierno lo nombro capitán del ejército y lo proveyó de armas y uniformes para combatir a las columnas de Prestes en 1926.

A pesar de esta descripción favorable, Lampião y su bando actuaban de manera violenta y sanguinaria. Mataba a sus enemigos clavándoles largos puñales entre la clavícula e el cuello. Secuestraban chicos, prendían fuego las haciendas, exterminaban rebaños de ganado, violaban de manera colectiva, torturaban, marcaban el rosto de las mujeres con fierros calientes. Entre las historias que se cuentan, antes de fusilar a uno de sus propios hombres, lo obligó a comer un kilo de sal. Asesinó a un prisionero en frente de la mujer que imploraba perdón. Lampião arrancó ojos, orejas y lenguas de sus enemigos, sin la menor piedad. Perseguido vio morir a tres de sus hermanos en combate y fue herido en seis ocasiones.

Es imposible hablar de Lampião, sin al menos hacer mención de María Bonita, quien dejó a su primer marido para unirse a los cancaceiros y para acompañar a Virgulino hasta el día de su muerte.

Su muerte

En 1938, Lampião hace una incursión al agreste alagoano y se esconde en “Grota do Angico”, en Sergipe. La policía alagoana, informada del escondite donde se encontraba Virgulino organizó una emboscada liderada por el teniente João Bezerra da Silva, junto al Sargento Ancieto Rodrigues.

A las cuatro de la mañana del 28 de julio de 1938, dieron el golpe que no duró más de minutos. Aproximadamente 40 cangaceiros consiguieron escapar. Lampíão y otros diez cayeron. Su esposa María bonita fue decapitada cuando todavía estaba con vida.

Sus cabezas fueron exhibidas de forma macabra para que el pueblo crea que uno de sus héroes habían muerto y para desalentar la formación de nuevos bandos. Con la muerte de Lampião, murió el movimiento de los cangaceiros.

Virgulino escribió con sangre la historia del cangaço en el noreste brasilero, fue el bandido más admirado de Brasil, considerado en algunas ocasiones un noble bandido. Formó parte de la cultura del país. Su historia fue contadas en telenovelas, libros y películas que aumentaron su misticismo de Héroe-Bandido.

http://culturabrasilera.blogspot.com.ar/2010/03/historia-n-lampiao-y-los-cangaceiros.html




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Los Últimos Cangaceiros, en colores [Cine Ceará 2011]


by Carlos Caridad-Montero | may 24, 2011


Moreno y Durvinha, los últimos cançeiros

Puede que alguno de ustedes hayan tenido la misma reacción que yo al ver la fotografía de Moreno y Durvinha que encabeza estas páginas. Yo, prácticamente, quedé pasmado por el color de los últimos cangaceiros. Y es que hasta entonces, en mi memoria visual, todos los cangaceiros eran en blanco y negro. La imagen pertenece al documental del brasileño Wolney de Oliveira, Os Ultimos Cangaceiros.

Durvinha y Moreno ocultaron por más de medio siglo su verdadera identidad hasta de los propios hijos, que crecieron pensando que sus padres se llamaban Jovina Maria da Conceição y José Antonio Souto, nombres falsos sobre los cuales habían reconstruido sus vidas. Ellos formaron parte del grupo de cangaceiros de Lampião, el más famoso y controvertido líder del cangaceirismo. La verdad sólo fue revelada cuando Moreno, con 95 años, decidió compartir con los hijos el peso de los recuerdos y reencontrar parientes vivos, entre ellos su primer hijo.

El “Capitán” Virgulino Ferreira da Silva, Lampião, “rei do cangaço”, fue el más célebre de los cangaceiros que asolaron la caatinga nordestina de principios del siglo pasado. Una época y una región asombrosas, en la que los cangaceiros, demonizados por la prensa como bandoleros despiadados pero idolatrados por el pueblo como benefactores de los pobres, católicos a ultranza y aficionados al buen perfume, a la música y al buen vestir, convivían en eterno conflicto con “coroneles” latifundistas, milagreiros alucinados tipo Antônio Conselheiro, el tristemente célebre protagonista de La Guerra de Canudos (ver La Guerra del Fin del Mundo, de Mario Vargas Llosa), matadores de cangaceiros, sanguinarios y corruptos cuerpos policiales y poetas de cordel, como retratara con no menos alucinamiento Glauber Rocha en su opus magna, Deus e o Diabo na Terra do Sol.

El libanés Benjamin Abrahão, quien emulando a Griersony a Flaherty, convivió durante meses en el inhóspito sertão con los cangaceiros de Lampião, recogiendo su cotidianidad y hazañas con una cámara Nizo Kiamo de cuerda, escribió con admiración:


Es una belleza ese bando de Lampião, su independencia de acción tiene la nobleza de los grandes guerreros. No son asalariados del crimen. Matar, para ellos, es una cuestión de honra, en esta tierra de injusticias


Luego de estrenar su documental, en el clímax de la represión gubernamental contra el cangaço, Abrahão moría en misteriosas circunstancias de 42 puñaladas. Su documental sería incautado por la policía y gran parte se perdería para siempre por culpa de la humedad en algún archivo policial. Dos meses después del asesinato del documentalista, en una emboscada caerían Lampião, su compañera Maria Bonita y sus cangaceiros más cercanos. Sus cuerpos fueron decapitados y sus cabezas exhibidas en un altar de horrores a manera de escarmiento.

El suceso sería inmortalizado en una imagen que sintetiza todo el horror y la violencia de la época, conocida popularmente como Cabeças Cortadas:

Altar de Lampião: abajo en el centro, el famoso "rei do cangaço"; arriba, su mujer, María Bonita

De manera oficial, el cangaceirismo acabaría con la muerte de Corisco, cabra de confianza de Limpião emboscado por la policia, y el apresamiento de su mujer, Dadá, en 1940. Muchos cangaceiros, calladamente depusieron sus armas, abandonaron sus grupos y se internaron en la inmensidad del árido sertão. Unos pocos lograrían reconstruir sus vidas bajo nuevas identidades. Dadá, la mujer de Corisco, fallecería en 1994. A pesar de la insistencia de periodistas y estudiosos del fenómeno, nunca develó sus secretos, zajando toda discusión con una frase lapidaria:
A gente não cospe no prato de quem nos deu comida…
El cine se encargaría entonces de mantener viva la memoria del cangaceirismo. El film O Cangaceiro, de Lima Barreto, ganador del premio a la mejor película de aventuras en el Festival de Cannes de 1953, contribuiría a poner en el panorama cinematográfico internacional al cine brasileño.

Corisco (Othon Bastos), cangaceiro icónico de Deus e o Diabo na Terra do SolAl mismo tiempo, cimentaría un particular género cinematográfico local: el Nordestern, suerte de western a la brasileña. No obstante, sería el cineasta bahiano Glauber Rocha el encargado de fijar en el inconsciente colectivo cinematográfico mundial la poderosa imagen en blanco y negro del cangaceiro Corisco, interpretado memorablemente por Othon Bastos, en Deus e o Diabo na Terra do Sol. Realizada con paupérrimos recursos —recuerden la particular filosofía cinematográfica del bahiano: “una cámara en la mano, una idea en la cabeza”—, el film se valió de las convenciones del nordestern para subvertir el subgénero y sentar las bases de la llamada La estética del hambre, uno de los fundamentos del Cinema Novo.

Los hoy casi centenarios Durvinha y Moreno, protagonistas del documentalOs Ultimos Cagaceiros, son dos de los sobrevivientes —acaso los últimos— del legendario movimiento de insurrectos. El documental será exhibido en función especial en la próxima e inminente edición 2011 del Festival de Cine Ceará. Dios mediante, BlogaCine estará allí, en Fortaleza, Brasil, para contar las incidencias del evento como hace dos años, en vivo, en directo y en tiempo real, a través de nuestra página, nuestro Twitter yFacebook.

Mientras tanto, pueden revisar la página de festival, que se actualiza a diario con información fresca.



Lampião, se buscaPostdata: Aunque estoy seguro de haber visto O Dragão da Maldade Contra o Santo Guerreiro (Antonio das Mortes), el siguiente acercamiento de Rocha al tema, no recuerdo ni uno solo de sus fotogramas en color. Puede que sea la fuerza de las imágenes de Deus e o Diabo…, o cabe la posibilidad de que igualmente la haya visto en blanco y negro: en Cuba, por cuestiones del bloqueo, muchas cintas extranjeras, en colores, solían exhibidas en copias en blanco y negro no autorizadas, realizadas apresuradamente en los días del festival de cine. De allí la extraña aclaratoria en muchos carteles de películas y marquesinas de cines cubanos, bajo el título: “Film cubano en colores”. Puede que haya visto O Dragão da Maldade en una de esas copias.

http://www.blogacine.com/2011/05/24/los-ultimos-cangaceiros-en-colores-cine-ceara-2011/







































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