Sobre los idus de marzo


 
Reverso de un denario emitido por Bruto, el asesino de César en el 42 a. C., con la abreviatura EID MAR (Idus de marzo) bajo un "píleo de libertad" entre dos dagas.

idus
m. pl. En el ant. calendario romano, el día 15 de marzo, mayo, julio y octubre y el 13 de los demás meses.

Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

http://es.thefreedictionary.com/idus

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https://es.wikipedia.org/wiki/Idus_de_marzo

Idus de marzo

Los idus de marzo1 (en latín, Idus Martii o Idus Martiae) en el calendario romano correspondían a los días 15 del mes de Martius.

Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses del año.

Aunque marzo (Martius, mes consagrado al dios Marte) era el tercer mes del calendario juliano, en el calendario romano más antiguo era el primer mes del año. Los días de fiesta observados por los romanos desde el primero de los idus reflejan su origen como celebraciones del año nuevo. Los idus de marzo, en los calendarios más antiguos, habrían sido los días correspondientes a la primera luna llena del año nuevo.

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http://www.muyhistoria.es/curiosidades/preguntas-respuestas/ique-es-el-idus-de-marzo

¿Qué son los idus de marzo?

Los idus eran los días 13 de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre que se celebraba el día 15. ¿Qué significaban?
Javier Flores

 ¿Qué son los idus de marzo?
Ciertos momentos clave del calendario tenían nombre propio. Los idus, por ejemplo eran los días 13 de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre que se celebraba el día 15. Entre ellos destaca el conocido como "idus de marzo" que designaba al día 15 del mes dedicado al dios de la guerra Marte, el mes de Martius según los romanos. O lo que es lo mismo, el 15 de marzo para los hispanoparlantes. Otras referencias del calendario romano eran las calendas (el primer día de cada mes) y las nonas (el quinto día de cada mes excepto en marzo, mayo, julio y octubre, que era el séptimo día).

Estos días eran jornadas de buenas noticias, sin embargo, los caprichos de la historia hicieron que uno de estos días el propio Julio César fuera asesinado en el año 44 a.C. De hecho, según apuntaba el propio escritor griego Plutarco, César fue advertido del peligro, pero lo obvió y el idus de marzo de ese año se tiñó de sangre. Según el texto de Plutarco, "Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, llamó al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado»".

Incluso años más tarde el propio Shakespeare haría famosa la frase "¡Cuídate de los idus de marzo!" (Beware of the ides of March, en su versión anglosajona original) a través de su obra Julio César, de 1599, en la que recreaba la conspiración que acabó con el asesinato del mandatario.


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http://www.puntofinal.mx/el-ano-nuevo-empieza-en-diferente-dia-1-de-enero-es-una-posibilidad/

El año nuevo empieza en diferente día; 1 de enero es una posibilidad


Son muy diversas las fechas y los modos en que diferentes sociedades consideran que su ciclo anual recomienza una y otra vez. Y el 1 de Enero es solo una de esas posibilidades.

Por ejemplo, el año nuevo chino se celebra en una fecha variable entre los meses de febrero y marzo de nuestro calendario gregoriano. El año nuevo en los países regidos por el calendario musulmán empieza con el mes de Muharram, también en una fecha variable que en 2015 coincidió con el 14 de octubre.

En la India, el año nuevo también se celebró el pasado noviembre, en la primera luna nueva del mes de Kartika.

En el caso judío y otros, el mes en que se celebra el año nuevo no es necesariamente el mismo en el que oficialmente comienza el calendario, lo que muestra que la consideración popular del año nuevo es un fenómeno cultural relativamente independiente de las homologaciones oficiales o de los ajustes astronómicos que pueda haber detrás.

¿Por qué enero?

El mes de enero, según Plutarco, fue añadido al calendario de Rómulo por su sucesor, Numa Pompilio en el siglo VIII antes de Cristo.

Para que hoy haya sido posible celebrar el año nuevo el día 1 de enero primero hubo de nacer el propio mes de enero que, según Plutarco, fue añadido al calendario de Rómulo por su sucesor, Numa Pompilio en el siglo VIII antes de Cristo.

El calendario que se usaba anteriormente en Roma tenía 10 meses lunares y comenzaba en primavera, en la luna llena más próxima al equinoccio de marzo (los idus de marzo). Estos diez meses marcaban un compás difícilmente ajustable al de las estaciones y el ciclo solar, que tenían una importancia obvia en la actividad del campo y había sido adoptado antes por los egipcios.

Hasta el 153 a.C., los cónsules romanos eran nombrados anualmente por el Senado en los idus de marzo, el comienzo del año. Sin embargo, en pleno estallido de la segunda guerra celtíbera y declarada la guerra a la ciudad de Segeda, el General Quinto Fulvio Nobilior pidió al Senado que adelantara la fecha de los nombramientos a fin de poder adelantar el traslado de las tropas y preparar la campaña militar para la primavera.

El pueblo de Roma siguió celebrando los idus de marzo igualmente, entre otras cosas por la abundancia de actividades religiosas concentradas en esas fechas, sin embargo, el Senado atendió la petición de los cónsules y por primera vez se trasladó oficialmente el comienzo del año a las calendas de enero (la primera luna nueva del mes), cuando tomaran posesión de su cargo los cónsules, dando inicio a la cuenta del año desde entonces.

Con enero abriendo el año (en vez de ser el undécimo mes), se reformó el calendario de Roma dando lugar en el 46 a.C. al calendario Juliano, organizado por el sabio Sosígenes de Alejandría y llamado así en honor de Julio Cesar. Este calendario sería usado en algunos países de Europa hasta principios del siglo XX, especialmente entre los de mayoría religiosa Ortodoxa. En Rusia, por ejemplo, solo se sustituyó después de la Revolución de 1917 y en Grecia, el último país en abandonarlo y adoptar el calendario civil actual (el Gregoriano), se usó hasta 1923.

Giro en la historia

A pesar del cambio formal del año 153 a.C., consolidado después por la reforma juliana, no solo los romanos continuaron con sus celebraciones de primavera sino que en la Roma ya cristiana y, posteriormente, en la Europa medieval (y progresivamente más y más cristiana también), aún hubo reticencias a celebrar el comienzo de año el día primero de un mes dedicado a un dios pagano.

La perspectiva de los astrónomos ha tendido a valorar especialmente los ajustes calendáricos relacionados con la luna, el sol, el zodiaco y efemérides como los eclipses.

En la era cristiana, establecida el año 532 por Dionisio el Exiguo, el año nuevo podía empezar el 25 de Diciembre, el 25 de Marzo o el Domingo de Resurrección, cuando quiera que coincida en cada año, pues es una fecha variable que depende de la determinación de la Pascua, conforme al calendario lunar judío.

En Venecia también podía empezar el 1 de Marzo, siguiendo la tradición romana más antigua, y en las regiones del Imperio Bizantino el comienzo de año se celebraba el 1 de Septiembre. Y por si este desbarajuste fuera poco, también hubo quien lo quiso celebrar el 1 de Enero, como preferían hacer los francos hasta el siglo VIII, bajo los reyes merovingios.

Esta fecha, heredera del calendario romano, fue cristianizada como día de la Circuncisión y santificada como comienzo del año cristiano también por los reinos cristianos del norte de la Península Ibérica.

En el siglo XIII, sin embargo, en el reino de Navarra se usaba la fecha del Domingo de Resurrección. Con el tiempo, parece que tanto Aragón como Castilla empezaron a usar el día de la Anunciación como el comienzo de año, el 25 de Marzo, fecha anteriormente más conocida como la Encarnación.

Sin embargo, sabemos que en 1350, Pedro IV de Aragón prohibió este uso y estableció la fecha de Navidad, el 25 de Diciembre, como año nuevo oficial. Y lo mismo se adoptó en Castilla entre los siglos XIV al XV.

Finalmente, y en parte por el éxito de su expansión desde el siglo XIII por Europa, en el siglo XVI el reino de España adoptó el día de la Circuncisión como fecha del inicio del año. Desde entonces, celebramos el año nuevo el día 1 de Enero.

Fuente: El País

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https://es.wikipedia.org/wiki/Calendario_romano

Calendario romano

Fragmento de un Fasti-calendario romano
Según la tradición romana, el origen mítico del antiguo sistema para dividir el tiempo se debió al primero de los reyes, Rómulo. Se utilizó en la Antigua Roma hasta el 46 a. C. cuando Julio César, que era dictador y Pontifex Maximus, decretó una drástica reforma en el calendario, asesorado por astrónomos egipcios, creando el calendario juliano.

Índice
1 Cronología
2 Antecedentes
2.1 Calendario de Rómulo
3 Denominaciones
3.1 Denominación de los años
3.2 Calendario de Numa
3.3 Denominación de los días
3.3.1 Días fasti y nefasti
3.3.2 Días festivos
3.4 Denominación de las horas
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos

Cronología
Para fijar el año de un acontecimiento había diferentes sistemas:

Fijarlo a partir del comienzo de la era romana, que tenía como año 1 el de la fundación de la ciudad. En este método los romanos escribían ab urbe condita (a.u.c.) tras el numeral del año.
A partir del comienzo de la época de la República, con la instauración del consulado, el sistema era el de indicar la fecha mediante los nombres de los cónsules de ese año. Por esto, en una de las paredes del templo de Júpiter en el Capitolio se fijaba cada año un clavo y al lado se inscribía el nombre de los cónsules; existía también una lista de los cónsules anuales, llamadas fastos consulares.
El sistema menos frecuente era el conocido como "era republicana", que tomaba como año 1 el de la expulsión de los reyes, año 509 a. C. (post reges exactos)
De este modo podíamos indicar los años de tres maneras, por ejemplo en año del consulado de Cicerón y de la conjuración de Catilina (63 a. C.) podía expresarse para los romanos de las siguientes maneras: DCXC ab urbe condita (Año 690 de la fundación de Roma), M.Tulio, C. Antonio consulibus (Año en que fueron cónsules Marco Tulio y Cayo Antonio), CDXLVI post reges exactos (Año 446 tras la expulsión de los reyes)

Antecedentes
Originariamente, muchas culturas antiguas utilizaban el calendario lunar para contar el tiempo.

Los pueblos romanos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Lavinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena.Estos calendarios tenían una base lunar, el comienzo de los meses solía marcarse con la aparición de la Luna nueva

Según la tradición, el calendario romano fue creado durante el reinado de Rómulo, fundador de Roma. Comprendía diez meses lunares, de marzo a diciembre. Entre diciembre y el comienzo del año siguiente había un período que no correspondía a ningún mes, dado que era el periodo en que no había labores agrícolas ni actividad militar. El año por tanto duraba alrededor de 304 días o bien 10 meses lunares. Este período de diciembre a marzo se dedicaba en parte a ritos de purificación colectiva en la transición de un año a otro, era una especie de "tiempo muerto".

Calendario de Rómulo
El año tenía diez meses, con el equinoccio de primavera situado en el primer mes, Martius:

Calendario de Rómulo
Martius (31 días)
Aprilis (30 días)
Maius (31 días)
Iunius (30 días)
Quintilis1 (31 días)
Sextilis (30 días)
Septembris (30 días)
Octobris (31 días)
Novembris (30 días)
Decembris (30 días)

Posteriormente se realizó una reforma atribuida por la tradición al rey Numa Pompilio, segundo rey de Roma. Se modificó la duración de los meses para que duraran 29 y 31 días alternativamente (para los romanos, los números pares traían mala suerte), y se añadieron dos meses adicionales entre diciembre y marzo: enero y febrero. Desde mediados del siglo ii a. C., el año, que hasta entonces había empezado en el mes de marzo, pasó a comenzar en enero. Así el año pasó a durar 365 días: febrero tenía 28 días, marzo, mayo, julio y octubre 31, y el resto 29, dando un total de 355 días. Como después de la reforma de Numa Pompilio las cosas no se arreglaron, ya que seguía el calendario lunar oficial desfasado con el curso estacional, basado en el ciclo solar, se optó por añadir cada cuatro años dos meses, uno de 22 y otro de 23 días, denominados Mercedonios o Intercalares

Lo primero de todo divide el año en 12 meses según el ciclo lunar, como la Luna no completa los 30 días cada uno de los meses y faltan 11 dias para el total del año que se corresponde con el ciclo de los solsticios del Sol, dispuso que añadieran los meses intercalares; de manera que cada 20 años los días coincidieran con la misma posición del Sol que habían tenido en un principio, llenando así los huecos producidos en todos estos años. Así mismo creó los días nefasti y los días fasti, porque sería útil suspender toda actividad política de vez en cuando.

TITO LIVIO, Ab urbe condita.
Denominaciones
Denominación de los años
El calendario fue reformado a partir de la época etrusca (siglos VII-VI a. C.), aunque los historiadores romanos de la época atribuían la reforma al  rey Numa. Se cambió el ciclo lunar por el ciclo solar, de este modo el año natural empezaba y acababa en el solsticio de invierno, a finales de diciembre.

Al año se le añadieron los meses de enero y febrero, sumando así doce meses; pero la tradición de empezar el año en marzo continuaba hasta el siglo II a. C., tanto en el aspecto político, con la toma de posesión de las magistraturas anuales, como en el militar dando inicio a las campañas bélicas.

El complicado sistema de ajuste de los meses, para que los años se ajustasen al ciclo solar era controlado por el Colegio de los Pontífices, pero nunca se solucionó satisfactoriamente ese desfase. Los romanos distinguían cuatro estaciones, denominadas: ver (primavera), aestus (verano), autumnus (otoño) e hiems (invierno)

Calendario de Numa
Los seis primeros meses se denominaron con un nombre derivado del de la divinidad o culto al que estaban consagrados. La denominación de los meses era:

Ianuarius: en honor al dios latino Jano, a quien se acudía en los inicios de todas las actividades. También le estaba dedicado el primer día de cada mes.
Februarius: dedicado a Februus (más conocido por el nombre de Plutón), dios de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en este mes para expiar las culpas y faltas cometidas a lo largo del año que acababa, y para comenzar el nuevo con buenos augurios
Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo. Era el protector del romano, como agricultor y como soldado: las dos actividades tenían su comienzo en esta época del año.
Aprilis: es un nombre de dudosa interpretación. Una teoría decía que estaba consagrado a Venus, Apru en etrusco. Otra teoría se refiere a la llegada de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
Maius: titularidad discutida, ya que algunos afirman que estaba dedicado a la madre de Mercurio, la diosa Maya, que se encargaba de la fertilidad agrícola, a esta los romanos la llamaban Bona Dea y su fiesta se celebraba este mes. Otros atribuyen el mes a la veneración de los antepasados, los Maiores.
Iunius: consagrado a Juno (Iuno), protectora de las mujeres. También existe otra posible dedicación a los descendientes, los Iuniores.
Quintilis: llamado así por ser el quinto mes (quinque: cinco). A la muerte de Julio César pasó a llamarse Iulius en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
Sextilis: mes sexto (six: seis). Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Augustus.
Septembris: mes séptimo (septem: siete)
Octobris: mes octavo (octo: ocho).
Novembris: mes noveno (novem: nueve)
Decembris: mes décimo (decem: diez)
Denominación de los días

Pintura de la muerte de Julio Cesar. Fue asesinado en los Idus de marzo: el día 15 de marzo.
Para indicar los días del mes, los romanos tenían un sistema muy complicado, heredado de la época del calendario lunar primitivo. No numeraban los días del 1 al 31, sino que en cada mes había tres días clave:

Las calendas, (kalendae, -arum). Las calendas eran el primer día de cada mes, que debió coincidir en principio con la Luna nueva. De esta palabra deriva calendario.
Las nonas, (nonae, -arum). Las nonas eran el día cinco de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre en los cuales las nonas eran el día siete. Era una fecha intermedia, ocho días antes de las idus y se denominaba nonae porque era el noveno día contando el de las idus.
Los idus, (idus, -uum). Los idus eran el día trece de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre, en los que eran el día quince. Por tanto, era una fecha móvil y se correspondía con la Luna llena.
Si querían indicar una de estas tres fechas fijas, la ponían en ablativo junto con el adjetivo del mes correspondiente:

Kalendis Ianuariis, en las calendas de enero (1 de enero),
Nonis Octobribus, en las nonas de octubre (7 de octubre).
Si se trataba de indicar el día anterior o posterior de las tres fechas anteriores, se ponía el adverbio pridie o postridie seguido de la fecha y del adjetivo correspondiente del mes en acusativo. Por ejemplo:

Pridie Nonas Ianuarias, la víspera de las nonas de enero (4 de enero),
Postridie Idibus Octobribus, el día siguiente a las idus de octubre (16 de octubre).
Si se trataba de cualquier otra fecha, se contaban los días que faltaban para llegar hasta el más próximo de las tres fechas fijas y se colocaba la expresión ante diem, seguida del número de días contado (expresado en numeral ordinal o en números romanos), del nombre de la fecha fija con la que se relacionaba, y del adjetivo del mes de esta última, todos ellos en acusativo. Para hacer la cuenta también se sumaba el día de la fecha fija. Por ejemplo:

Ante diem sextum Kalendas Martias, el sexto día antes de las calendas de marzo (24 de febrero).
Ante diem tertium kalendas apriles (30 de marzo) En abreviatura se escribiría: a.d. III kal. apr.

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http://www.biografiasyvidas.com/monografia/julio_cesar/
(fragmento)

El asesinato

César fue, pues, dueño absoluto de la república romana y del mundo mediterráneo. Se había cumplido el sueño de su juventud: la totalidad del poder, dentro del marco legal de la república. César era imperator y dictador. Como tal, volvió a ejercer su típica clemencia con sus enemigos; no olvidó su política agraria y de asentamiento de colonos; aumentó el número de fiestas populares, aunque cuidándose de no incurrir en gastos ruinosos para el Estado; dispuso normativas económicas y financieras que protegían a los menos fuertes, trató de morigerar el lujo de los poderosos y limitó los gastos en banquetes; diseñó profundas transformaciones políticas, dictó leyes que ampliaban la ciudadanía romana a capas más vastas de la población, y comenzó a pensar en un mundo distinto al hasta entonces conocido dentro de los límites de la ciudad romana.

César estaba convencido de que, para mantener el dominio en Oriente y poder llevar a cabo con éxito la expedición final contra los partos (la única amenaza para el imperio), necesitaba ser rey absoluto fuera de los confines territoriales de Roma. Y éste fue el detonante. Unos sesenta miembros de familias importantes, casi todos senadores, se conjuraron para eliminar a César y restaurar la legitimidad y legalidad de la república, temerosos de que la abrumadora acumulación de cargos y privilegios que recaían en su persona terminase por darle la puntilla a la desvencijada República y César se proclamase a sí mismo rey.

De hecho, algunos comentaristas ponen en su boca estas jactanciosas y desafiantes palabras: "La República no es nada, es sólo un nombre sin cuerpo ni figura". Pero para muchos de ellos fue sin duda un pretexto que disimulaba sórdidos resentimientos y apetitos. Dirigían la conjura Casio, Bruto y Casca. Bruto era hijo de Servilia, la más famosa de las amantes de César, y el propio Julio César lo había acogido como hijo adoptivo y colmado de honores. Casio había luchado junto a César siempre en busca de botín, por lo que no fue difícil comprarlo. Casca, por último, era un tradicional enemigo de Julio César. Probablemente, otros conjurados no tenían otro objetivo que el de eliminar al dictador y se comprometieron, como impuso Bruto, a respetar a su lugarteniente Marco Antonio.

César concurrió al Senado el día 15 (los idus de marzo) a la sesión que discutiría la expedición contra los partos. Fue al Senado a pesar de los ruegos de Calpurnia en el sentido de que no lo hiciera, ya que durante la noche había tenido sueños premonitorios. Alguien retuvo a Marco Antonio en la antesala del Senado. Cuando César se hubo sentado, lo rodearon y lo atacaron con sus puñales y dagas. Según la tradición, ante la puñalada de Bruto, César exclamó kai su teknon, frase en griego que posteriormente se latinizó en la famosa ¡tu quoque, fili mi! (¡tú también, hijo mío!). César emitió un quejido a la primera puñalada, luego se mantuvo en silencio.

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