El sonido, el eco, la inmensidad, lo sagrado...

No es accidental que los coros que cantan salmos casi siempre se graben con abundante reverberación. La divinidad parece definida por el eco. Da igual que sean los niños cantores de Viena o un grupo de monjes (...): lo sagrado siempre parece habitar en la región de lo hueco. La razón de esto no es demasiado compleja. El eco, a la vez que implica un espacio enorme, también lo define, lo limita y hasta lo habita de forma temporal. (Mark Danielewski, La casa de hojas)