ex AU3 - La demolición (pelicula de Ale Hartmann))

El documental de Alejandro Hartmann sobre las tareas de refuncionalización de la zona de la traza de la ex AU3. Todo parece referirse al capricho capitalista dictatorial como si las sucesivas gestiones fueran solo meras víctimas de una herencia...
Ixx, jul21
AU3 de Ale Hartmann (captura)


FILMAFFINITY

AU3 (Autopista Central)

Documental

AU3 (Autopista Central) 

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Título original: AU3 (Autopista Central)

Año: 2010

Duración: 84 min.

País: Argentina

Dirección: Alejandro Hartmann

Guion: Alejandro Hartmann

Reparto: Documental

Música: Javier Ntaca

Fotografía: Gaston Girod, Alejandro Hartmann

Compañías: El Grillo Cine, INCAA

Género: Documental

Sinopsis: En 1977, durante la última dictadura militar, el gobierno de facto del intendente Osvaldo Cacciatore propuso un ambicioso Plan de Autopistas Urbanas para la ciudad de Buenos Aires. De las ocho autopistas proyectadas, apenas dos llegaron a construirse; una tercera, la AU3 o Autopista Central, dejó como toda herencia numerosas expropiaciones a lo largo de su trazado y un puñado de demoliciones en distintos barrios de la ciudad: Villa Urquiza, Saavedra, Villa Ortúzar, Chacarita, Belgrano "R"... Esa cicatriz urbana, salpicada de lotes baldíos y casas a medio demoler, pronto fue el mejor hogar que pudieron encontrar muchas familias de bajos recursos. Tres décadas más tarde, la AU3 ha sumado nuevos capítulos a su saga de postergaciones, guerras vecinales y planes de recuperación fallidos. Recorriendo con ojos y oídos atentos esa extraña frontera, escuchando tanto a sus habitantes como a responsables, críticos y especialistas en el tema, Hartmann da forma al retrato preciso de una de las grandes deudas urbanas y sociales de Buenos Aires. (extraído de mardelplatafilmfest.com) (FILMAFFINITY).

https://www.filmaffinity.com/es/film664259.html





Cicatrices a cielo abierto (Página/12)

JUEVES, 3 DE MARZO DE 2011

CINE › AU3 (AUTOPISTA CENTRAL), DOCUMENTAL DE ALEJANDRO HARTMANN

A partir de la fractura que dejó en Buenos Aires una autopista inconclusa de la dictadura militar, el film de Hartmann va practicando un corte transversal no sólo en la estructura urbana, sino también, y muy particularmente, en su tejido social.

Por Luciano Monteagudo

No es la que más se recuerda, pero entre las muchas herencias negras que dejó la última dictadura militar está el sueño megalomaníaco del brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de facto de la ciudad de Buenos Aires, cuando con sus desmesuradas autopistas se empeñó en dejar –literalmente– su marca en la ciudad, a la manera de auténticos tajos en el tejido urbano. De las ocho autopistas proyectadas, apenas dos llegaron a construirse; una tercera, la AU3 o Autopista Central, dejó como todo legado numerosas expropiaciones a lo largo de su trazado y un puñado de demoliciones en distintos barrios de la ciudad: Villa Urquiza, Saavedra, Villa Ortúzar, Chacarita, Belgrano R... Esa cicatriz urbana, salpicada de lotes baldíos y casas a medio demoler, pronto fue el mejor hogar que pudieron encontrar muchas familias de bajos recursos. Tres décadas más tarde, la AU3 ha sumado nuevos capítulos a su saga de postergaciones, guerras vecinales y planes de recuperación fallidos, y allí aparece la mirada lúcida del documentalista Alejandro Hartmann para intentar comprender las fuerzas en pugna.

Lo primero que se ve en el film es un desalojo, como si no hubieran pasado más de treinta años de la dictadura. Es verdad que ahora no hay uniformes verde oliva a la vista, sino jóvenes funcionarios de traje (con una identificación amarillo-PRO en el ojal), pero la llegada de una enorme grúa no deja lugar a equívocos: ese modesto edificio que se levanta extrañamente en medio de un terreno yermo va a ser demolido. ¿Sus habitantes? Tienen que irse, una vez más, con un dinero en el bolsillo que difícilmente les alcance para conseguir otra vivienda.

Pero AU3 (Autopista Central) no es un documental de barricada. Lejos de cualquier demagogia, la película de Hartmann se propone ir más allá de la denuncia circunstancial para pintar un cuadro mucho más complejo. Con paciencia, el film va practicando un corte transversal no sólo en la estructura urbana, sino también, y muy particularmente, en el tejido social. El foco se va cerrando sobre el cuadrilátero comprendido entre las calles Holmberg, Donado, Rivera y Monroe, en Belgrano R, hasta descubrir allí un sordo campo de batalla entre prósperos vecinos (algunos de ellos propietarios de auténticas mansiones) y ocupantes ilegales. “La gente de acá y la gente de allá”, como sintetiza una señora cuyo coqueto balcón mira hacia la trinchera de enfrente.

Que una ley de la Ciudad (la 324 del año 2000) haya declarado a algunos de esos “ocupas” –como los llaman los vecinos de acá– “beneficiarios” de un arbitrario subsidio no parece haber podido resolver nada en la última década. Primero porque no abarcó a todos (y por lo tanto consideró a algunos más “ilegales” que a otros). Y luego porque el déficit habitacional es tan grave en la ciudad –como vino a poner de manifiesto, en diciembre pasado la toma del Parque Indoamericano– que cuando unos se van otros llegan.

Con una cámara pudorosa, nunca intrusiva, el film de Hartmann deja que las paredes hablen (“Si el desalojo es ley, la ocupación es justicia”, grita un graffiti) y escucha las razones de todos, para descubrir que, como siempre, todos tienen sus razones: propietarios, beneficiarios, funcionarios... La imagen de una topadora como un monstruo prehistórico, con unas fauces voraces, parece expresar, sin embargo, lo que se sospecha en alguna asamblea: que detrás de un nuevo reordenamiento decidido por la ciudad puede llegar a esconderse un oscuro negocio inmobiliario. En este sentido, no son tranquilizadoras las palabras de Daniel Chain, ministro de Desarrollo Urbano porteño, cuando en el documental dice que aquello que pretende hacer sobre esa herida abierta es “una hermosa cirugía plástica”.


AU3 (AUTOPISTA CENTRAL)

Argentina, 2010.

Dirección y guión: Alejandro Hartmann.

Fotografía: Gastón Girod y Alejandro Hartmann.

Música: Javier Ntaca.

Estreno en el Arteplex Belgrano y el Malba (sábados y domingos 17 horas).

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-20929-2011-03-03.html





La demolición (Clarín)

Crítica. “AU3”. Basado en una autopista que empezó a construir la dictadura, este filme muestra un corte social porteño.

03.03.2011 | Por Miguel Frías mfrias@clarin.com 

A simple vista, se podría decir que este documental de Alejandro Hartmann, muy propicio para épocas en que se discute el destino de los espacios urbanos de la Ciudad de Buenos Aires, se centra en una de las tantas autopistas comenzadas durante la última dictadura por el intendente de facto Osvaldo Cacciatore. Pero no: la vieja e inconclusa AU3, Autopista Central, funciona -en este filme- como un tajo que abre no sólo a la ciudad sino al cuerpo social; una vivisección en la que realizador nos permite ver con claridad, sin retórica militante, algunos cortes de clase: las razones de vencedores y vencidos. 

Esta película empieza (y termina) con sutil contundencia visual, sin voces en off ni explicaciones. Al principio vemos planos de paredes y edificios derruidos: devastación de otras épocas, cuando un gobierno que impuso un sistema económico basado en la sacralización de la propiedad privada expropiaba viviendas -aunque fuera con compensación económica- para construir autopistas. Con los años, y la inoperancia y el desdén, se fue formando una cicatriz urbana, hecha de terrenos y casas abandonadas en las que se fueron instalando ciudadanos de bajos recursos, expulsados del sistema. 

Entre la dictadura y la actualidad abundaron los planes de reubicación, las confrontaciones vecinales, las promesas de soluciones políticas, los cálculos de lucro con esos terrenos. En silencio, como si fuera un científico que observa con la lente de su cámara sin tomar partido -aunque todo acto, en especial hacer una película como ésta, implica tomar partido-, Hartmann nos muestra que los problemas no perdieron vigencia. Comienza por observar un desalojo, actual, y una grúa que se acerca para hacer su tarea de demolición. Los habitantes recibirán un suma que, ellos dicen, difícilmente les alcanzará para comprarse otra vivienda. 

Mientras las topadoras destruyen y los políticos ofrecen salidas, Hartmann acota el conflicto a una zona de Belgrano R, hasta hacer un corte del tejido social en un cuadrado cuyos bordes son las calles Holmberg, Donado, Rivera y Monroe. Ahí, contrapone mansiones con cercanas viviendas miserables: y, también, posiciones de propietarios y “ocupas”.

Ellos y nosotros. “Negros usurpadores” y “gente que quiere una ciudad mejor”. Estigmas. Una vecina comprensiva dice: “Entre la gente humilde hay buena gente, también expuesta a la delincuencia, como cualquier vecino normal”. ¿El que no es propietario es, acaso, un vecino anormal? Hartmann deja que las palabras hablen solas. Un jubilado, cuya casa no fue demolida, pero sí quedó aislada en zonas tomadas, asegura: “Hay que imponerles respeto: yo tengo más poder que vos. Vos me vas a atacar, yo te voy a matar”. 

Hay, también, gente que, en medio de un baldío, evoca con rabia y melancolía lo que fue su hogar. Y una grúa, que parece un animal prehistórico envuelto en una polvareda, comiendo con indolencia más edificios, como hace tanto.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/cine/demolicion_0_437956235.html



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